domingo, 10 de febrero de 2019

Salva mi memoria


 El viajero, está atento a sus percepciones y también a las de otros. La prensa, los medios, la comunicación humana. Atento a un tejido de miradas compartidas: “Puede que lo que esté salvando no sea el cuadro en sí: es el cuadro quien salva mi memoria” lee en un artículo de prensa que le interesa, porque a la vez ese cuadro es parte de su propia memoria, de su propio vínculo de con el mundo. Descubre que la memoria es la que queda amenazada por las llamas o por el olvido. No quiere que se pierda en la nada, quiere salvarla porque identifica su memoria con si mismo olvidando los pasos que le separan de esa otra persona que fue él. Se trata de la memoria de aquello que hemos amado. El viajero se pregunta si esas neuronas de memoria están en el cerebro o están en el corazón. El viajero comprende que ese ir corriendo a salvar un fragmento de nuestro pasado es parte del arraigo, tan necesario para vivir como la aventura de viajar. Y aquí nacen dos modos de estar en el mundo, el idealista viajero y el realista arraigado. Y como en todo, la tensión entre opuestos, es la que crea la vida, igual que el diferencial de cargas, crea la electricidad.

   


No hay comentarios:

Publicar un comentario