miércoles, 10 de abril de 2019

Liberando la creatividad


El viajero, descubre que más que pensar en sus cosas “a solas y con su sombra” conviene salir de ese estado y no olvidarse de vivir. Se trata de vivir, aunque sea incoherentemente. « Si el sueño es una traducción de la vigilia, la vida de vigilia es también una traducción del sueño.» le aparece en un texto del genial pintor René Magritte. Los sueños no tienen gravedad y admiten cualquier combinatoria. Eso le permite descansar, tranquilizarse, llegar hasta algún sitio imposible... ¿acaso no estamos rodeados de confusión y de contradicción? El quisiera relajarse experimentando también la ciudad del humor, la ciudad imperfecta y desdramatizada.  Una ciudad adonde llegar y en la que olvidarse de sí mismo. Una ciudad llena de magia y de niñez. Ha descubierto que el viaje y la vida no tienen sentido y que somos nosotros los que se lo otorgamos.

Sin peso y sin carga vuelve a su casa. Ha viajado brevemente aunque sin prisa por ciudades conceptuales que podríamos llamar educación, conocimiento, emoción, culpa, miedo, verdad, contradicción, amor, creatividad, vida…Lugares habituales por donde pasan miles y miles de viajeros similares.

Su interés no está en el origen y destino del trayecto sino lo que ha podido ocurrir en medio de él.  Así que ha evitado fin de viaje, como lugar decisivo sabiendo que lo interesante es cada paso del camino. Lo que ocurre en cada trayecto. Cada lugar en el que vivimos. Cada recuerdo que construimos y que conseguimos compartir.   


Imagen: Obra de René Magritte

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