sábado, 16 de marzo de 2019

¿Ahora qué?


  El viajero siente pasión por la lectura. A través de ella encuentra una familia diversa de expresión, de comunicación humana y análisis del mundo entre seres que no se conocen pero que comparten intereses. Se trata de un mundo en sí mismo, conectado por pasadizos secretos con el mundo real en el que vivimos a diario. “Los libros solo tienen valor cuando conducen a la vida y la sirven y le son útiles" dejó escrito Hesse. El ama la literatura como pasión, como ejercicio de búsqueda a través de la palabra. Ha leído mucho. Ha pensado bastante. Esa determinación coincide con el momento que las librerías de su ciudad empiezan a cerrar. La ciudad va perdiéndolas poco a poco, como cuando desaparece un tipo de vida sin que se sepa cuál es exactamente el momento en que ocurrió. ¿Ahora qué? se pregunta. El viajero percibe que las cosas que han acompañado algunos de sus pasos van muriendo. Ya antes se perdieron las tertulias antiguas, luego los cafés, luego los  grandes cines… el mundo se fue acelerando y cambiando unas aficiones por otras. Cuando la gente quiere revivir algo ya no está y parece que hubiera sido una ilusión. Lo único que intentamos es salvar nuestra memoria, no el café concreto, ni el lugar recordado. Tan solo nuestra memoria, acaso nosotros mismos… Todo va cambiando y todo ha cambiado. Recuerda entonces la vuelta a la ciudad de pequeño después del verano, la ansiedad por percibir los cambios que se hubieran producido en ella, reconocibles en unas enormes vallas publicitarias cerca de su casa que invariablemente para esas fechas habían cambiado sus anuncios, configurando para su mirada de niño una nueva visión de la ciudad, un curso diferente y nuevo. 


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