Nota: con esta entrada cierro una serie de escritos alrededor de la
arquitectura de Alvaro Siza. A veces un
autor o una determinada obra, parece que quieren llevarme a explorar más, a salirse de este blog y tomar un camino más
de ensayo o de apuntes para una análisis más detenido. Me ocurrió también hace
unos meses con la obra de la escultora Cristina Iglesias. De estos pequeños
estudios que voy realizando solo publico una parte por no hacerlo más extenso, pero
creo que es suficiente para mostrar una parte mía muy dada a detenerme y a
indagar en determinados autores o obras que me han llamado la atención. No
obstante procuro no utilizar por aquí un lenguaje demasiado sofisticado o
especializado, y solo procuro transmitir
algo de mis percepciones alrededor del arte o de la arquitectura, como quien
hace un inciso, se detiene unos días, y
luego habiendo comprendido mejor aquello que le llamó la atención, continuar con
menos ignorancia su propio camino personal.
La arquitectura culta y la
poesía, guardan relaciones poco exploradas del mismo modo que la propia poesía
y otra disciplina que es la filosofía, guardan a su vez su campo de relación. Hay poetas muy cercanos al campo propio de la
filosofía, como el caso de Antonio Machado, y hay filósofos y ensayistas muy
familiarizados con la poesía, como el caso de Goethe o de María Zambrano. Este
campo de interrelación, entre el pensamiento y lo poético está quizá más
estudiado y tratado en diferentes ensayos; Machado definió a los filósofos como
poetas del pensamiento, y aunque en su propia poesía procura huir de la idea y
del concepto como materia prima de la concepción estética de su oficio, sin
embargo hay un profundo pensador oculto en sus poemas. Por su parte, por toda
la obra ensayística de María Zambrano aparece la idea de razón poética, en la
que desvela cierta insuficiencia del racionalismo como método, dejando
entreverse la sensibilidad poética que subyace en su obra filosófica.
Del mismo modo que estos dos
campos a veces se solapan, hay otros dos campos creativos muy interrelacionados
que son la escritura y la pintura: hay escritores que han practicado el ejercicio
del dibujo o la pintura con solvencia, como el caso de Hermann Hesse autor de excelentes acuarelas, o el
de Victor Hugo que además de escritor fue también excelente artista en
composiciones realizadas con acuarelas o tintas , o bien los casos de poetas como
Lorca, o Rafael Alberti que cultivaron ambos una original obra plasmada en
numerosos dibujos de indudable interés. También en el otro sentido, existen no
pocos casos de pintores cuyos escritos
tienen un interés y un oficio evidentes como es el caso de Vang Gogh, de Tapies o Kandisky, si bien con una
intencionalidad muy propia del artista moderno que es la elaboración de un
campo teórico donde inscribir la fundamentación de su obra. A medida que voy
conociendo por mí mismo, -olvidándome de lo sabido- tanto unas cosas como otras,
voy descubriendo que siempre se producen caminos paralelos, dentro de una corriente cultural
más amplia que puede englobar una época o una determinada mentalidad común a
diversas manifestaciones creativas, buscándose a veces intencionadamente por
los creadores un límite fértil entre las diversas disciplinas.
Esta apreciación no es
nueva, la propia escultura y la llamada arquitectura moderna están habitadas sin
que seamos muy conscientes de ello por la propia poesía; Chillida hablaba de
que para hacer una obra escultórica se necesitaba poesía+construcción, y el
mismo se quedó admirado con el paralelismo del camino recorrido en su propia obra
con piezas de hierro o piedra, y el del camino recorrido con el lenguaje y la poesía
realizado por del poeta de la generación del 27 , Jorge Guillen, realizado en
vez de con formas espaciales con palabras, en una búsqueda de los elementos más
esenciales de la propia poesía.
Para tratar estos caminos paralelos, búsquedas comunes en campos
diferentes, me fijaré de un modo muy general, -el espacio de este blog no me aconseja
otra cosa-, en tres referentes comunes al ámbito propio de la poesía y del
pensamiento que veo tratados con parecida sensibilidad en la arquitectura de Siza.
Estos elementos inspiradores y que pueden actuar en ambos casos como referentes físicos o bien simbólicos, son la luz, el río, y el paisaje.
La
luz
Desde el Oporto natal de
Siza, donde termina el Duero, me he remontado imaginariamente unos kilómetros
atrás en el río, hasta otra ciudad por donde también pasan esas aguas, la
ciudad de Zamora, lugar donde nació y
vivió su juventud el poeta, no sé si lo suficientemente conocido como se
merece, Claudio Rodríguez. Tomaré varios versos suyos para poner de manifiesto
algunas sutiles apreciaciones, acerca de la luz y la materia.
“Siempre la claridad viene del cielo;
Es un don: no se halla entre las cosas
Sino muy por encima, y las ocupa
Haciendo de ello vida y labor propias.” (1)
Este “sentimiento poético”
de la luz y la claridad está presente en toda la obra de Siza. La luz que se
reparte desde la parte alta de los techos, la luz, que va recorriendo los
espacios, y las singulares formas que va creando. Se podría decir, que en la edificación, hay
dos “recorredores” o visitantes del edificio. Uno es el sujeto que lo hace, y
el otro la luz, que va viajando por cada plano, por cada rincón, revelando las
formas. Ese diálogo intimo entre la luz y la materia, es clave en toda la obra
arquitectónica de Siza, muy por encima de la idea de forma, o de una
determinada imagen formal.
Siza experimenta con sus
espacios, teniendo en cuenta que serán recorridos de alguna manera por la luz.
En su caso, suele oponerse a todo lo que
lleve a algo quieto, a lo estático, a lo que tiene un centro fijo tanto
espacial como de atención visual. El interés en su concepción de la obra está
en lo que fluye, en aquello que revela el paso del tiempo, como la luz o la
propia naturaleza y el paisaje, haciendo convivir a la envolvente
arquitectónica con la envolvente natural.
En el ámbito de la poesía, el
poeta, desde su sensibilidad percibe las
imágenes visuales o sensoriales del entorno que transita, a veces para
describirlas procurando profundizar en sus percepciones, pero en muchas
ocasiones traspasando ese mundo exterior y llegando a lo interno de la propia
persona, conectándolo con su propio mundo interior, al que no tenemos un fácil
acceso. La luz y la claridad, se convierten así en una presencia física buscada
por el hombre en su relación con el exterior, pero también en un deseo interno,
adquiriendo ese valor simbólico para el propio caminar humano, -ese deseo de luz-trasladado al mundo interior de
la búsqueda particular de cada persona.
El
río.
“Oh río,
Fundador de ciudades
Sonando en todo menos en tu lecho
Haz que tu ruido sea nuestro canto
Nuestro taller en vida” (2)
Estos versos de Claudio
Rodriguez, y esa relación tan intensa de
cada ciudad con su río, ese querer escuchar el ruido del río, hacerlo música, valgan
como ejemplo de la importancia que tienen para la creación literaria los ríos y
su relación con el hombre, con la ciudad, e incluso con la posibilidad creativa
del hombre, con ese “nuestro canto”
El río y su fluencia, nos remiten también a algo
nuestro, a lo vital, a lo que va fluyendo y al paso del tiempo, enlazando en
este sentido con toda una fuerza metafórica utilizada por pensadores, poetas o
escritores; en esa metáfora se inspira Heráclito con su apreciación filosófica acerca
del cambio al que estamos sometidos -nunca somos los mismos debido al constante
proceso de renovación y destrucción que rige el universo- El río, y su
formulación de Panta Rei, (todo fluye) adquieren un valor de referente
constante en su filosofía, incluida su concepción del logos, de la razón
estable no visible, como el cauce, o el lecho de ese río al que se refiere el poeta en
los versos. También el poeta Jorge Manrique nos dejó magistralmente escrita su
visión de la vida como algo lineal similar a un río, o Jose Luis Sampedro que
utilizó con soltura la capacidad metafórica del río y su relación con la vida
humana, en obras como “El río que nos lleva”, sentido metafórico y real del
río que aparece en sus conversaciones y
en su propia visión y sensaciones de la vida.
El río y la línea, esa pasión por la línea y el trazo de Siza tienen un paralelismo. Del mismo modo que el mar lo tiene con el plano, con lo extenso. La línea tiene diversos significados, puede ser un elemento divisor, separador o frontera, porque genera un espacio a un lado y a otro de la misma. Pero también conlleva un significado que nos remite a un hilo conductor, de algo que conecta un origen con un destino. En este segundo sentido se enlaza con la arquitectura de Siza. Trazo, nacido del pensamiento, que recorre el espacio, y que al recorrerlo, lo crea, y que al trasladarlo a la obra construida no quiere perder esa concepción de fluencia, de recorrido en el espacio.
El río, tiene un referente constante que es el origen, el manantial, lugar donde nace el río o donde brota, donde se inicia el recorrido. Ese brotar, surgir, tiene su paralelismo con el proceso creativo, como algo que brota en si en la persona. El poema, así concebido no es un trabajo de la voluntad, sino algo que brota del interior de su creador, frente a una creación realizada desde la mera voluntad, o desde las posibilidades técnicas de hacerla. Eso no quita que luego el trabajo sea arduo, lleno de ensayos, de matices, de correcciones, etc. Pero se trata de un proceso que ha nacido de lo singular de la persona, de la propia capacidad creativa del artista. Desde ahí percibo la arquitectura de Siza, desde esa singularidad personal, desde sus propios recursos, más que desde el ejercicio meramente técnico o racional. No se repiten las soluciones, porque cada una ha nacido de un proceso original, aunque su obra pueda quedar unificada por ese cauce lógico que engloba materiales, preferencias, referentes culturales etc.
Paisaje
Seguramente el paisaje, la percepción sensible del lugar, sea el territorio común de todos los creadores que se han interesado en él, sean arquitectos, escultores, poetas, pintores o músicos. La percepción del paisaje, su interiorización, la captación y la recreación de su esencia, ya sea en palabras, sonidos, formas plásticas o bien la intervención en él a través de la construcción de una obra de arquitectura, agrupa a aquellos que comparten aunque sea en disciplinas diferentes una especial sensibilidad hacia él.
El arquitecto-artista con predisposición
hacia este tema y que tiene la posibilidad de realizar una obra cerca de la
naturaleza, se da cuenta de que está interviniendo en un entorno, y que todos
los entornos y paisajes, tienen un contenido de interés, su parte de belleza;al intervenir en un entorno que percibe como valioso, procura captar esa belleza , hacerla convivir con la edificación nueva que
se proyecta y se construye.
Creo que casi todas las arquitecturas de autor que me resultan interesantes han tratado este tema cuando han tenido la oportunidad de hacerlo. Mies Van der Rohe, Richard Neutra, Alvaro Siza, Juan Navarro Baldeweg, Tadao Ando etc, arquitectos de sobrada valía que han trabajado la relación entre la obra proyectada por ellos y la naturaleza o paisaje donde se ubica. Cada uno desde su punto de vista particular, desde sus características personales de concebir el hecho constructivo.
En el caso de Siza, es
evidente su interés por introducir no sólo la luz y el tiempo sino también el
paisaje en el interior del edificio, a través de diversos encuadres del mismo,
que en general tratan de introducirlo de un modo fragmentado, procurando evitar
una vista única o demasiado estática que
suele ser rechazada por él debido al cansancio que le provoca. Desde el interior de su edificio, se generan
diversas referencias exteriores, que actúan
como referencias en el recorrido del mismo, generando sutiles cambios a
cada paso, en cada sala, resolviéndose todo con un lenguaje unificado pero con
contenidos espaciales diferentes. La propia
arquitectura los crea, -patios, recintos semiabiertos, direcciones visuales, relaciones
entre el interior y el exterior- generando variedad, recorrido, diversidad de
posibilidades, como quien huye de lo repetido, y de lo que provoca cansancio.
Y este es el punto común de
la sensibilidad que puede unir el trabajo de unos y otros campos artísticos, la
lectura emocional del entorno, la capacidad de introspección de cuál es el
sentimiento que provocan los ámbitos, las envolventes espaciales, sean estas
arquitectónicas, de paisaje, o conjuntas. Ese saber leer, interpretar
personalmente el entorno antes de recrearlo, es una característica personal de Siza. Es su alma de poeta, poeta
de paredes, huecos y muros recorridos por la luz y por el hombre, que lo unen
con todos esos otros poetas y maestros
de la transmisión del sentimiento que
son capaces de provocarnos lugares, paisajes o espacios.
Fotografía: Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Santiago de Compostela proyectado por Alvaro Siza
(1) fragmento del poema "1" del libro:Don de la ebriedad. (Claudio Rodriguez)
(2) fragmento del poema "al ruido del Duero" del libro:Conjuros.(Claudio Rodriguez)
Muy buena entrada Enrique, enhorabuena.
ResponderEliminarSoy estudiante de arquitectura y llegue a este apartado debido a la búsqueda que estoy realizando para relacionar la poesía con la obra de Siza, por lo que me has ayudado mucho.
pero en concreto tengo que relacionarla con su obra "museo mimesis".
¿te viene a la cabeza algún poema que pueda representar esta obra?
muchas gracias
Muy buena entrada Enrique, enhorabuena.
ResponderEliminarSoy estudiante de arquitectura y llegue a este apartado debido a la búsqueda que estoy realizando para relacionar la poesía con la obra de Siza, por lo que me has ayudado mucho.
pero en concreto tengo que relacionarla con su obra "museo mimesis".
¿te viene a la cabeza algún poema que pueda representar esta obra?
muchas gracias
Gracias Arturo.
EliminarEn cuanto al Museo Mimesis no he tenido la oportunidad de poder visitarlo...Las artes están todas relacionadas con lo que es posible que algún escritor se haya planteado los problemas espaciales que plantea Siza, aunque preefiero no recomendarte ninguna obra en concreto.A priori, sin conocer demasiado el proyecto yo veo que ahí esta presente la continuidad de la línea, del plano, del espacio...es decir la fluidez del objeto arquitectónico.Los pliegues imposibles que provoca Siza son un juego que lo saca a veces de la realidad más convencional y juega con ello de un modo muy libre, igual que un niño juego con un objeto, o el vuelo de una cometa,etc, que le otorgan una frescura a una arquitectura que está hecha a partes iguales con mucha libertad y con mucho conocimiento.