viernes, 14 de septiembre de 2012

Felix Candela (homenaje)











Bajo el  km 0 de España, hay un  hueco, un gran hueco excavado en el suelo, en el que trenes y metros llegan o salen de norte a sur, de este a oeste, y como en la rosa de los vientos también en sus direcciones intermedias. Un sitio al que se llega desde todos los lados y desde el que se sale a todos los sitios.
Ese sitio es el km 0 y a día de hoy es una losa de hormigón,aligerada gracias a sus nervaduras, en todas las direcciones, a modo de artesonado mudéjar, generando en los capiteles estrellas de ocho puntas, características de las lacerías árabes, esa hermosa representación  de la infinitud del universo, de la amplitud de miras y de la capacidad de resistir el peso de todos, el peso de las aceras, del 15-M, de las manifestaciones día si día no, de la estatua de Carlos III, y ahora el peso del menoscabo de nuestra Presidenta.

Esta losa nervada, fue diseñada, calculada y defendida digámoslo de paso por el genio creativo del arquitecto Felix Candela, un Candela de ida o de vuelta según se mire. Qué mejor que te espere una buena metáfora en los últimos años de tu vida. Una metáfora oculta y llena de belleza, como si el destino te devolviera a tu origen,mucho mejor que cuando te expulsó.

Candela había nacido 70 años antes de proyectar esta obra muy cerca de este punto, en la calle Mayor, a pocos metros de este km 0.
Había estudiado Arquitectura y conseguido una beca en Alemania para ampliar estudios relativos al cálculo de estructuras de hormigón, pero al estallido de la guerra civil, prefirió quedarse en España combatiendo a favor de la República. Perdida la guerra, se exilia a Francia, desde donde como otros españoles, emigra a México.

En México, desarrolla espectaculares estructuras de hormigón, como ingeniero, constructor, o arquitecto, con dimensiones apabullantes. Iglesias, naves, pabellones, incluido el  Olímpico de México del año 1968, que le consuman como uno de los más grandes arquitectos del siglo XX. Fueron unos años de creatividad vigorosa, con más de setecientas obras construidas de gran escala, que contrasta con la pequeñez de esos años en España, en la que lo más que se hacía  eran colegios mayores, poblados dirigidos, o los pueblitos de regiones devastadas.

A México le llegó su crisis, que debió de ser similar o peor a la que ahora vivimos nosotros, y Candela se trasladó a Estados Unidos como profesor donde obtuvo numerosos reconocimientos. Quiso el destino que volviera a España, en la última década de su vida a regalarnos esa metáfora de la vida que es la losa del metro de sol, con todas las direcciones posibles, como  los trenes que salen, que se quedan, que se dirigen a otro lado.

En España, es posible ignorar a sus genios, es posible. Pero caminamos sobre sus ideas, nos apoyamos sobre su talento, ignorantes, igual que un ave que ignora por qué vuela. La vida o la guerra te pueden mandar lejos, pero hay una vuelta al origen, al km 0, como si el destino paciente te estuviera esperando a dejar algo cerca de tu casa, algo que está, por debajo y no brilla. Algo de tumba, algo de oculto. Qué le vamos a hacer. Nadie es profeta en su tierra. Solo por la simetría de la vida, solo por la simetría del azar, quiso el destino, que un Candela , ya jubilado pero en perfectas condiciones de lucidez y maestría nos dejara este legado. Como todo poeta o buscador de belleza volvió a los espacios de su niñez. Un paraíso doloroso pero paraíso al fín y al cabo. 

En ocasiones la vida te expulsa y te deja fuera de juego, en un barco extraño. Te pueden quitar todo, pero no el talento, que viaja contigo para hacerse más grande y universal. Sé que desde México pidió su titulo de arquitecto a la universidad madrileña ya que lo había extraviado con la guerra y que a causa de la mediocridad del rencor no se lo quisieron dar. Así que no pudo firmar edificios pero se las apañó para diseñarlos y construirlos. Se quedó sin su título, pero ironías de la vida global, a su jubilación, más de 30 universidades de todo el mundo le dieron el título de doctor honoris causa.

Gracias Félix. Ahora nos toca a nosotros descifrar direcciones, en ese misterio del punto, del que nacen trayectorias y al que también llegan, y que en su belleza es capaz de resistir el peso, el  tiempo y el silencio, palabras hechas materia, a las que solo tienen acceso el talento y mucho, muchísimo esfuerzo.

1 comentario:

  1. Seguro que cuando pase por "Sol" ya no volverá a ser lo mismo. Gracias por ayudarnos a ver la ciudad de otra manera.

    JG

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