¿Cómo será ese
territorio de los recuerdos,ese universo rico y a la vez misterioso que es la
memoria? ¿por qué ese empeño suyo de ser a veces persistente como las olas y
otras fugaz como las huellas en la arena?
La huella en la
memoria -el paso de otros- es un territorio con lugares trillados, pero también
lleno de espacios inexplorados esperando a ser descubiertos. A veces uno
quisiera ser playa, dejar que las mareas y el oleaje en la noche dejara nuestra
mente lista para un nuevo día, sin caminos fijos.
Otras veces es al
revés, necesitamos de referencias, de los caminos ya hechos, para transitarlos,
y daríamos lo que fuera por recordar, y que no se borrase lo que queremos, o
que alguien querido a quien abandonó la memoria pudiera recordar, aunque solo
fuera por unos instantes.
Puedo bucear en la
memoria, puedo recorrerla, pero no dispongo del poder de borrar, de deshacer
las huellas de los otros, de la vida misma. Solo esperar, como espera la arena,
que la noche renueve la arena, que el viento redistribuya las cosas, que el
agua una y otra vez, desdibuje las pisadas, generando un lienzo nuevo, otra
oportunidad, un nuevo día.